El Concejo Municipal de Nueva York analiza un proyecto de ley que prohibiría las tuberías de gas natural en los nuevos edificios como una forma de combatir tanto la contaminación del aire como el cambio climático.
Según la medida, los edificios nuevos de menos de siete pisos tendrían que adaptar sus servicios únicamente al sistema de electricidad a partir de finales de 2023, mientras que los edificios más grandes tendrán cuatro años adicionales para cumplir con ese requerimiento, de aprobarse la ley.
Los legisladores advierten que los edificios representan el 68% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la ciudad de Nueva York, y la mayor parte proviene del gas natural.
El Concejo Municipal reconoce que, a corto plazo, la medida tendría poco impacto en las emisiones, pues la mayor parte de la electricidad de Nueva York proviene de plantas de energía que queman gas natural. Cambiar calderas de gas y estufas por modelos eléctricos significa que las plantas de energía quemarán más gas. Sin embargo, el estado busca desarrollar energía eólica y solar, con el objetivo de alimentar la red por completo con energía limpia para 2040. Una vez que eso suceda, los nuevos edificios estarán libres de emisiones.
Pero los detractores, como la Junta de Bienes Raíces de Nueva York, señalan que cambiar a calefacción eléctrica demasiado rápido podría aumentar sustancialmente las facturas de servicios públicos en la ciudad.
La junta instó a los legisladores a promulgar la prohibición de manera más gradual, una versión anterior del proyecto de ley pedía que todos los edificios nuevos fueran eléctricos para fines de 2023, pero un portavoz enfatizó que el grupo apoyaba el objetivo general de eliminar gradualmente el gas.
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El Concejo Municipal votará el proyecto de ley este 15 de diciembre.