PRESCOTT, Arizona— Poco antes que 19 bomberos de una unidad elite perecieran en un voraz incendio forestal en Arizona, sus jefes pensaban que estaban en un lugar seguro. Nadie había hablado con los Granite Mountain Hotshots durante 33 minutos. El equipo no contactó a los jefes y éstos no los llamaron por radio. Entonces fue demasiado tarde. Una investigación de tres meses sobre las muertes del 30 de junio no determina si la tragedia se pudo evitar, pero señala varios errores del equipo y los jefes, y revela más de media hora de silencio radial poco antes que los bomberos fueran abrumados por las llamas. No está claro por qué los bomberos salieron de lo que se consideraba un lugar seguro en una cresta ya calcinada por el incendio y, al parecer, buscando una localidad más segura, se dirigieron sin saberlo a la muerte en una zona llena de maleza seca. En el momento de morir, una avioneta de los bomberos sobrevolaba el área y los tripulantes estaban confundidos sobre la ubicación. "Hay mucho que no se puede saber sobre las decisiones del equipo" a causa de la falta de comunicaciones, concluye el informe. El reporte de 120 páginas publicado el sábado concluye que se siguieron los procedimientos adecuados en la peor tragedia que afecta a los bomberos en el país desde los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001. Los investigadores sugirieron que el estado de Arizona debe actualizar sus directrices y estudiar la posibilidad de implementar tecnología más avanzada. A excepción de uno, todos los miembros del equipo de elite de bomberos Granite Mountain Hotshots murieron el 30 de junio cuando protegían el pequeño pueblo de Yarnell, unas 80 millas al noroeste de Phoenix, de un errático incendio desatado por una tormenta eléctrica. Aunque mantiene un tono neutral, el informe menciona radios mal programadas, actualizaciones imprecisas y un silencio de 33 minutos en las comunicaciones mientras los hombres salían de la zona de seguridad hacia el lugar en el que finalmente murieron. Aunque el informe apunta a numerosas fallas, los investigadores no analizaron si las muertes de pudieron evitar, lo que plantea interrogantes sobre qué lecciones podrán aprender los bomberos de la tragedia. Ted Putnam, ex investigador del Servicio Forestal federal, dijo que el reporte no examina lo suficiente las decisiones de los bomberos. Cuando los miembros del equipo dejaron de comunicarse y no le avisaron a nadie que estaban cambiando de lugar, "esa es un gran fallo", dijo. En una conferencia de prensa en Prescott, donde vivían los bomberos, Shari Turbyfill imploró a las autoridades llegar a conclusiones más claras de porqué su hijastro y sus colegas murieron, y recomendar cambios inmediatos. "Estamos dispuestos a escuchar las críticas ahora, pero no quiero que otra familia tenga que pasar por lo mismo". Su esposo, David, dijo que el centro de mando nunca debió haber perdido contacto con su hijo Travis, de 27 años. "Tienen que estudiar la posibilidad de mejorar las comunicaciones y los aparatos de localización global", dijo. El informe, preparado por un equipo de expertos locales, estatales y federales, ofrece un recuento minuto a minuto de la tragedia.