Un agente de tránsito fue apuñalado en la cabeza el martes, un día después de que una niña fuera decapitada en lo que parecen ser ataques al azar en la capital de Taiwán.
El agente, atacado en la estación de metro Xinbeitou en el norte de Taipéi, tiene lesiones graves en la cabeza, cuello y espalda. Fue llevado al hospital para que atendieran las heridas que no ponen en riesgo su vida, según la agencia oficial Central News Media y otros reportes.
Entretanto el reciente asesinato de una niña de cuatro años en esa localidad ha debilitado el movimiento en favor de la abolición de la pena de muerte en la isla, con la presentación de una enmienda de condena automática a muerte por este tipo de delitos y manifestaciones a favor de endurecer los castigos.
La brutal decapitación de una niña, el lunes, en una acera junto a su madre, a plena luz del día, ha reforzado el activismo de los partidarios de la pena capital y debilitado al sector abolicionista.
Los opositores a la pena capital han tenido que pasar a la defensiva, ante la ira social por el asesinato, y están evitando defensas claras de su postura, que ya antes no contaba con apoyo popular. El director ejecutivo de la Alianza de Taiwán contra la Pena de Muerte, Lin Hsin-yi, declaró a la prensa y escribió en su página de Facebook que estaba "muy, muy, muy triste" por la tragedia y que quería encontrar modos de poner fin a este tipo de incidentes.
El legislador del abolicionista Partido Nuevo Poder, Freddy Lim, preguntado sobre si el asesinato afectaría su apoyo a la pena de muerte, evitó una respuesta directa y comentó que aboga por reformas de sistema penal y mayor protección de niños y familias de víctimas.
En el frente a favor de la pena de muerte, las voces son más rotundas y algunos internautas isleños piden ejecución automática de culpables de "homicidio doloso", mientras que otros miles exigen que los asesinos "paguen por lo que han hecho" con la muerte.
La legisladora del gobernante Partido Kuomintang Wang Yu-min pidió apoyo público para su propuesta de penas de muerte y cadenas perpetuas automáticas para asesinos de menores de doce años, que se debatirá este jueves.
La nueva presidenta de esa misma formación política, Hung Hsiu-chu, atacó por su parte a quienes se oponen a la pena capital y les preguntó si, tras ese brutal asesinato, aún eran capaces de apoyar "la abolición de la pena de muerte".
La alta seguridad ciudadana que se disfruta en Taiwán no ha evitado que, en los últimos cinco años, se hayan registrado tres asesinatos de niños.
En diciembre de 2012 un desempleado de 29 años de edad llamado Tseng Wen-chin mató a un niño de diez años en la ciudad sureña de Tainán y fue condenado a cadena perpetua.
Durante los interrogatorios, Tseng dijo que estaba seguro de no recibir pena de muerte porque sólo había matado a una persona, lo que desencadenó las iras de la opinión pública.
En junio de 2015 otro hombre de 29 años de edad llamado Kung Chung-an, degolló a una niña de ocho años en una escuela del distrito de Beitou, en Taipei y también fue condenado a cadena perpetua.
La madre de la niña de cuatro años asesinada el lunes pidió más seguridad en las calles, pero también declaró, con lágrimas en los ojos, que la reforma legal era insuficiente y que era imperativo comenzar por la educación en colegios y familias.
El asesino en este último caso, Wang Ching-yu, de 33 años, desempleado y con un historial de abuso de drogas, fue detenido junto al lugar del delito. Fue linchado por una turba cuando era trasladado a la comisaría.
En Taiwán se registraron seis ejecuciones en 2015 y cinco en 2014, precedidas por una moratoria en la aplicación de la pena capital entre 2006 y 2009.
Todos los sondeos de opinión en Taiwán muestran un apoyo mayoritario contra la abolición de la pena de muerte, y en el más reciente, realizado el 23 de febrero de 2016 por la Universidad Chung Cheng, el 83 por ciento defendió mantener la pena capital.