WASHINGTON - Los estadounidenses votaban el martes sin mayores contratiempos en las elecciones de medio término, pero bajo un intenso escrutinio luego de dos años de denuncias falsas y teorías de la conspiración sobre cómo se emiten y cuentan las papeletas.
Con las urnas abiertas en todo el país, no se registraron problemas mayores con las boletas, las filas largas o la intimidación a los votantes, aunque hubo contratiempos en algunos lugares, lo que es típico en cualquier jornada de votación.
Por ejemplo, hubo máquinas de recuento que no funcionaron adecuadamente en un condado de Nueva Jersey y en otro en Arizona, lo que requirió potencialmente el conteo manual, y algunas casillas de votación en Carolina del Norte se demoraron en abrir porque los trabajadores llegaron tarde. En un condado de Pensilvania, los sitios de votación se apresuraron a reponer unos bajos suministros de boletas de papel.
LAS URNAS SE ABRIERON EN TODO EL PAÍS
“Estas son cosas que vemos en cada jornada electoral”, afirmó Susannah Goodman, directora de seguridad electoral de Common Cause, una organización que aboga por el acceso al voto. “No hay nada muy preocupante esta mañana”, agregó.
Desde las últimas elecciones nacionales de hace dos años, el expresidente Donald Trump y sus aliados han logrado sembrar una amplia desconfianza sobre el voto, promoviendo mentiras de fraude generalizado.
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La campaña mermó la confianza en las elecciones y la democracia en partes del electorado, lo que derivó en restricciones al voto por correo y nuevos requisitos de identificación en algunos estados de gobierno republicano, además de provocar amenazas de muerte contra funcionarios electorales.
La jornada electoral de este año estaba marcada por el temor a nuevos incidentes de acoso y la posibilidad de interferencias en centros de votación y oficinas electorales donde se contarán los sufragios.
Las autoridades electorales dijeron estar preparadas para gestionar cualquier problema que se presente e instaron a los votantes a no dejarse disuadir.
En una casilla electoral del suburbio de Woodstock, en Atlanta, la votante Tyler Moore, de 25 años, dijo que no le sorprendería que hubiera controversia después de las elecciones. “Todo el mundo está pendiente de ello”, comentó después de depositar su voto en una iglesia. “Pero lo mejor que podemos hacer al respecto es simplemente votar”
Los problemas con las máquinas de conteo de votos en un 20% de las casillas del condado de Maricopa, en Arizona, generaron críticas en las redes sociales, pero un portavoz del departamento electoral del estado dijo que el problema era menor.
“Los votantes tienen opciones”, declaró la portavoz del departamento, Megan Gilbertson. “Pueden esperar para poner su boleta en la máquina que sí está trabajando, pueden usar el buzón electoral seguro o pueden ir a otro centro de votación si no quieren esperar”.
Maricopa es el condado más poblado de Arizona e incluye la ciudad de Phoenix, un lugar donde se espera que sean reñidas las elecciones para gobernador y el Senado de Estados Unidos. También es un estado donde el escepticismo sobre los sistemas electorales es profundo desde el año 2020.
En el condado de Luzerne, en el noreste de Pensilvania, varias mesas electorales necesitaban reponer sus papeletas. El procurador del condado, Mike Butera, dijo que no se había rechazado a ningún votante, que se estaban entregando más papeletas a todos los distritos electorales y que las urnas permanecerían abiertas dos horas más.
Incluso antes de la pandemia, muchos estados habían empezado a abandonar el modelo de un día único para permitir que la gente pudiera votar en persona con días o semanas de antelación o enviar sus boletas por correo.
No se informaron problemas importantes durante el período de votación anticipada.
Algunos de los condados más grandes de Pensilvania se apresuraron el lunes para ayudar a los votantes a corregir las boletas enviadas por correo que tenían fallas como fechas incorrectas o falta de firmas en los sobres utilizados para enviarlas, lo que generó confusión e impugnaciones en el estado, que es un campo de batalla importante.
Casi 44.5 millones de personas en todo el país habían votado ya antes del martes.
La afiliación a un partido parece ser un factor cada vez más importante a la hora de votar.
El escepticismo republicano hacia el voto por correo ha persistido bajo los ataques de Trump y sus aliados.
Algunos activistas y candidatos republicanos han llegado a instar a los votantes que recibieron boletas por correo a que esperaran hasta el último momento para enviarlas, con el argumento infundado de que eso impediría de algún modo que los demócratas robaran los comicios.
No hay pruebas de fraude generalizado ni de manipulación de máquinas de voto en las elecciones de 2020. Todas las revisiones exhaustivas en estados donde Trump presentó impugnaciones confirmaron la victoria de Biden, y decenas de jueces, incluso los que había nombrado Trump, desestimaron numerosas demandas que hacían acusaciones infundadas de acciones ilegales.
Las autoridades electorales han defendido el sistema. Señalan los muchos controles que existen para asegurar que sólo se contabiliza un voto por persona, las revisiones que garantizan que las máquinas cuentan las boletas con precisión y los esfuerzos por identificar cualquier intento de fraude.
“Las elecciones estatales y locales tienen planes de contingencia para que los votantes puedan tener confianza en nuestras elecciones”, afirmaron funcionarios electorales en un comunicado de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado y la Asociación Nacional de Directores de Elecciones Estatales.
Pero las afirmaciones falsas se han extendido mucho entre los republicanos, alimentadas por teóricos de la conspiración en redes sociales y en actos organizados en todo el país.
Un sondeo de octubre de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research reveló que el 45% de los republicanos tenía poca o ninguna confianza en que los votos de las elecciones intermedias se contaran con precisión.
Y una mayoría de republicanos, el 58%, sigue creyendo que el presidente, Joe Biden, no fue elegido de forma legítima, aunque el porcentaje ha bajado un poco desde el 66% de julio de 2021.
Las autoridades electorales admiten que los sistemas de voto electrónico pueden ser vulnerables y han tomado muchas medidas para aumentar la seguridad desde la votación de 2016, cuando se determinó que Rusia había buscado vulnerabilidades.
El Congreso ha enviado casi $900 millones a los estados para aumentar sus ciberdefensas, lo que incluye contratar más personal de tecnologías de la información, sustituir sistemas anticuados y añadir pruebas periódicas de seguridad.
Además, la mayoría de los votantes emplea boletas marcadas a mano o utiliza máquinas que emiten un registro en papel de su voto. Esos documentos se utilizan después de las elecciones para comprobar que las máquinas utilizadas para contar votos funcionan de forma adecuada.
Antes de las elecciones, grupos conservadores y republicanos reclutaron observadores y trabajadores electorales locales.
Motivados por las mentiras sobre los comicios de 2020, algunas personas incluso se colocaron cerca de buzones electorales en Arizona con armas a la vista, vistiendo equipo antibalas y con el rostro oculto por máscaras. Apenas la semana pasada, un juez ordenó que esos grupos se mantuvieran al menos a 250 pies de distancia.
Desde las elecciones de 2020, las acusaciones falsas han provocado una oleada de acoso y amenazas de muerte contra trabajadores y responsables electorales. Eso ha hecho que algunos abandonen la profesión, una pérdida de experiencia que ha agravado los desafíos de celebrar unas elecciones sin incidentes este año.
Las autoridades electorales han prometido que no dudarán en contactar con las fuerzas de seguridad para proteger a los votantes y al personal de los comicios. Una coalición de grupos de defensa del derecho al voto tiene voluntarios disponibles para asistir a cualquier votante que tenga problemas en la jornada electoral, con el teléfono 866-OUR-VOTE.
Una vez que cierren las urnas, empezarán a difundirse los resultados. Las diferencias entre normas y plazos para entregar las boletas harán que algunos estados reportaran datos más rápido que otros.