Uno de los empleados de un 7-Eleven en Carson no podía creer en su suerte cuando llegó un oficial del Departamento del Alguacil del Condado de Los Ángeles durante un robo a esa tienda, perpetrado por un grupo de cuatro personas.
Los empleados estaban tan sorprendidos porque ninguno de ellos pudo llamar al 911. El asalto recién había comenzado y uno de los sospechosos supuestamente apuntaba su pistola al cajero.
Sergio Flores, otro de los empleados, estaba en el fondo de la tienda. Desde allí trató de comunicarse con la policía pero uno de los sospechosos lo descubrió.
“Lo que se me pasó en la mente fue que ‘ahora me van a dar un balazo’”, dijo Sergio Flores, uno de los empleados de la tienda.
El oficial del alguacil Luis Cisneros estaba pasando en ese momento por la Avenida Avalon cuando vio algo sospechoso en la tienda. Al acercarse, pudo descubrir que se trataba de un asalto.
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Vio a un sospechoso que tomaba mercancía de una de las repisas y a otro que estaba apuntando a un cajero.
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“Aparte de sentirme sorprendido, mi experiencia con el entrenamiento simplemente se activó y se hizo cargo, y traté de detener a todos lo mejor que pude”, dijo Cisneros.
Las imágenes de vigilancia muestran a los sospechosos corriendo. Fue allí cuando los tres empleados escucharon una voz poderosa gritando órdenes “levanten las manos y tírense al piso”.
Era el oficial Cisneros, quien se encontraba solo.
“Estaba pensando en mi esposa y en mi hijo por nacer y que tenía que terminar con esto rápido”, dijo Cisneros.
Los empleados no dejan de asombrarse del hecho, especialmente porque el oficial Cisneros estaba patrullando la zona y llegó al 7-Eleven en el momento preciso.
“Lo veo como un milagro, pues nadie se espera eso”, dijo Flores.
Tras pedir refuerzos, los sospechosos fueron detenidos. Entre ellos había varias mujeres y un menor que, según las autoridades, podría haber tenido poco más de doce años.