La comunidad latina de la ciudad texana de Dallas recuerda este fin de semana la muerte hace 50 años de Santos Rodríguez, de 12, a manos de un policía blanco que le disparó en la cabeza jugando a la ruleta rusa para hacerlo confesar del robo de $8.
Se trata de uno de los aniversarios más dolorosos de brutalidad policial contra latinos en Estados Unidos, pero además el más olvidado, señalaron los organizadores de los eventos.
Durante dos semanas y con más de una docena de actividades, la Coalición Santos Vive recordará la tragedia del joven a manos del policía Darrell Cain el 24 de julio de 1973 en el vecindario de Little Mexico.
Se trata de mantener vivo el recuerdo de "uno de los eventos más feos de mala conducta policial en Texas y Estados Unidos", señaló Domingo García, presidente de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, por sus siglas en inglés), que hace parte de la coalición.
La idea es educar a toda la comunidad, agregó.
La trágica historia comenzó cuando dos agentes llegaron al vecindario para investigar el robo de $8 de una máquina expendedora en una gasolinera del área.
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Santos y su hermano David, de 13 años, fueron señalados por los agentes como los principales sospechosos y sacados en la madrugada de su casa adoptiva. Los agentes no presentaron ninguna orden de arresto al guardián de los menores.
EEUU
Los hermanos fueron esposados y puestos dentro de una patrulla.
Tratando de obtener una confesión, el policía sacó su revólver, le retiró las balas y -según testificó después- no vio que quedaran cartuchos en el cilindro. A continuación comenzó a jugar ruleta rusa con los menores.
El oficial apuntó con el arma a la cabeza de Santos, quien estaba en el asiento delantero del vehículo, y tiró del gatillo. Pero no logró ninguna confesión. Los niños sostuvieron que eran inocentes y el agente decidió mantener la presión.
Cain apretó de nuevo el gatillo y en esta ocasión una bala atravesó la cabeza de Santos, quien estaba esposado y murió en el acto frente a su hermano, que estaba en el asiento trasero.
La tragedia conmocionó a la ciudad y dejó en evidencia los atropellos de la policía contra la comunidad mexicoestadounidense. Tras la muerte, las protestas y disturbios, que dejaron al menos cinco policías heridos, se hicieron escuchar en la alcaldía de Dallas.
El jefe de policía de Dallas de ese entonces, Frank Dyson, presentó cargos de asesinato contra Cain, que fue hallado culpable y sentenciado a solo cinco años de prisión por un jurado compuesto exclusivamente por blancos. Fue puesto en libertad después de cumplir solo la mitad de la condena.
Durante décadas ni la familia Rodríguez ni la comunidad recibieron una disculpa, como tampoco una indemnización.
Solo en 2013 el entonces alcalde de Dallas, Mike Rawlings, ofreció disculpas.
David nunca recibió apoyo psicológico.
"Todavía está traumado y sufre mucho", cuenta a EFE Hilda Duarte, una directiva de LULAC Dallas, que participó en las manifestaciones de la época.
La activista opina que en estos 50 años David ha sido "revictimizado". "Él ha vivido con miedo de la policía por todos estos años. A sus 63 años está muy enfermo, sin trabajo, destruido y olvidado", lamentó.
Sacar del olvido este hecho de brutalidad policial y que sea recordado "cada año" como se conmemoran otros hechos atroces ocurridos en la ciudad como el asesinato de John F. Kennedy, es el pedido del director del programa de Educación de Derechos Humanos de la Universidad Metodista del Sur, Rick Halperin.
El educador lamentó que ha visto generaciones de estudiantes en Dallas llegar a la universidad sin saber quién es Santos Rodríguez. "Nuestro trabajo es que se recuerde a Santos, no solo hoy sino en los años venideros para sanar y aprender de esta tragedia", indicó.
En estos años los esfuerzos de organizadores y activistas han logrado establecer en el Pike Park el Centro Santos Rodríguez, donde este domingo se realizará una marcha.
El lunes la ciudad tiene planeado proclamar el 24 de julio como el "Día de Santos Rodríguez". Habrá servicios religiosos y la proyección del documental "Santos Vive".
"Es hora de unirnos y que visibilicemos nuestras tragedias, las de los latinos", puntualizó Duarte.