WASHINGTON — Los precios al consumidor en Estados Unidos cerraron 2021 con una inflación acumulada de 7%, la mayor inflación desde 1982 y la señal más reciente de que los precios de alimentos, vivienda y otras necesidades están ejerciendo presión sobre los hogares. Esto al reportarse la cifra de diciembre por parte del Departamento del Trabajo.
La inflación ha aumentado en momentos en que la economía se está recuperando de la recesión provocada por la pandemia del coronavirus, una época en que han aumentado las compras de bienes como vehículos, muebles y enseres domésticos.
Esa tendencia ha congestionado los puertos de carga y almacenes, y ha provocado escasez de semiconductores y otros productos.
LA INFLACIÓN TREPÓ UN 7%
También han aumentado los precios de la gasolina, debido en parte a que los estadounidenses han viajado más por auto en meses recientes debido a las restricciones por la pandemia para viajar en transporte público.
Por otra parte, la inflación mensual se desaceleró un poco al aumentar 0.5% de noviembre a diciembre, por debajo de los incrementos de 0.8% y 0.9% en los dos meses anteriores, informó el Departamento del Trabajo.
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Los mayores precios han mermado los aumentos salariales que muchos estadounidenses han recibido, dificultando la compra de enseres básicos, especialmente para las familias de bajos ingresos.
Según encuestas, la inflación se ha convertido en la principal preocupación de la ciudadanía, incluso más que el virus, presentándole un problema político para el presidente Joe Biden y los demócratas en el Congreso.
El martes, el presidente de la Reserva Federal Jerome Powell declaró al Congreso que el banco central está dispuesto a acelerar medidas conducentes a un aumento de las tasas de interés, si determina que ello es necesario para mantener a raya la inflación.
La Fed pronostica que este año aumentará las tasas de interés tres veces, aunque algunos economistas opinan que serán cuatro.
Un aumento en las tasas de interés incrementaría el costo de créditos para comprar viviendas o vehículos, así como los préstamos corporativos, lo que podría afectar a la economía.
Sería además un marcado contraste con la reciente tendencia del banco central, que en septiembre todavía estaba dividido en cuanto a la necesidad de incrementar las tasas este año.
La institución además está poniendo fin a sus masivas compras de bonos, que hasta ahora tenían el efecto de mantener deprimidas las tasas de interés a fin de estimular los préstamos y las compras y así animar a la economía.