WASHINGTON - La funcionaria de Kentucky que estuvo encarcelada durante cinco días por negar licencias de matrimonio a parejas homosexuales volvió este lunes al trabajo, con la promesa de que seguirá sin autorizarlas pero sin interferir si sus subordinados deciden concederlas.
En una comparecencia ante los juzgados del condado de Rowan, Kim Davis advirtió, no obstante, que las licencias que emitan sus subordinados no contarán con su autorización ni llevarán su nombre, y dio a entender que no serán válidas.
La semana pasada, Davis fue excarcelada por decisión del juez David L. Bunning con la condición de que "no interfiera de ninguna forma, directa o indirecta, en los esfuerzos de otros funcionarios para emitir licencias de matrimonio".
Por momentos entre lágrimas, Davis dijo que se ha visto ante la elección "en apariencia imposible" de tener que escoger entre su "conciencia" y su "libertad".
"No soy una heroína", comentó también Davis, de confesión cristiana, en referencia al apoyo y alabanzas que ha recibido de algunos aspirantes presidenciales republicanos como Mike Huckabee y Ted Cruz.
Davis, convertida en un símbolo de oposición a las bodas entre personas del mismo sexo por motivos religiosos, dejó de emitir licencias de matrimonio en junio, cuando el Tribunal Supremo convirtió en un derecho constitucional el matrimonio entre las personas del mismo sexo y legalizó estas uniones en todo el país.
Esta decisión histórica obliga a los trece estados que entonces todavía lo prohibían, entre ellos Kentucky, a permitir que las personas del mismo sexo puedan casarse.
Cuando el gobernador de Kentucky, el demócrata Steve Beshear, ordenó a los juzgados emitir licencias de matrimonio a los homosexuales, Davis decidió interponer una demanda en una corte federal, con el argumento de que sus creencias religiosas debían excluirla de tener que cumplir con esa obligación.
El caso de Davis llegó hasta el Supremo, que ordenó a la funcionaria que, de manera inmediata, comenzara a emitir licencias matrimoniales a todo tipo de parejas, orden que ella desobedeció y la llevó a la cárcel, donde pasó cinco días.