Con los motores prendidos y la tripulación lista, comenzó el patrullaje aéreo que para la Guardia Costera ya se convirtió en una rutina y que, según explican, tiene como objetivo frenar la inmigración ilegal a Estados Unidos.
“Aunque estamos enforzando (aplicando) estas leyes, muchas veces se convierte en una misión de rescate”, dijo Ricky Rodríguez, de la Guardia Costera.
La prioridad para este equipo se convierte en salvar vidas, sobre todo en casos cuando las embarcaciones son rústicas y no resisten la travesía, o cuando sus ocupantes llevan demasiados días en altamar, y están deshidratados o quemados por el sol.
“Tenemos la manera de darles comida, agua, hasta medicamentos, lo que sea para ayudarlos”, añade Rodríguez.
En lo que va de octubre, la Guardia Costera ha interceptado a más de 960 balseros cubanos. Quienes son sorprendidos en altamar son devueltos a Cuba, aunque ya estén muy cerca de las costas de la Florida.
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Mientras sobrevolábamos Dry Tortugas, a unas 68 millas al oeste de Cayo Hueso, la cámara de la aeronave detectó lo que parecía ser una embarcación con migrantes.
Un oficial lo confirma. En el bote hay unas 20 personas. Todo parece indicar que vienen de Cuba y sacaban agua de la embarcación, pero aparentemente están bien.
La tripulación se comunicó con un barco de la Guardia Costera para que recogieran a estas personas, pero ese barco ya estaba lleno de migrantes.
Con el combustible a punto de agotarse, la aeronave tuvo que regresar a tierra. El bote continuaría su viaje hasta que alguna embarcación del sector de Cayo Hueso estuviera disponible para ir por ellos.
Según la Guardia Costera, muchas veces los migrantes colocan lonas azules, y se esconden debajo de ellas, para que desde el aire piensen que la embarcación ya está vacía.