SAN DIEGO - Conseguir el asilo político en Estados Unidos es el sueño de miles que buscan escapar de la violencia y pobreza en sus país y lograrlo no siempre es fácil, especialmente si los inmigrantes vienen de México.
Solo el 5% de los mexicanos que solicitan asilo político en los Estados Unidos son aprobados, asegura una experta en inmigración, por lo que quienes son parte de ese pequeño porcentaje se sienten sumamente dichosos. Tal es el caso de una pareja con la que habló TELEMUNDO 20 que tras una larga espera, por fin vive de forma legal en Estados Unidos.
Bertín Jaimes y Santos Acosta aseguran que huyeron de México ante la amenaza de muerte y durante 10 años en Estados Unidos lucharon para conseguir asilo político, algo que finalmente lograron. ¿Pero cómo llegaron aquí?
Bertín Jaimes recuerda el día que llegó a la frontera pidiendo ayuda.
"En la mera línea me dijeron, 'deme pasaporte o green card' y le dije, 'Yo no tengo nada', '¿Entonces cómo piensas pasar?', 'Yo vengo pidiendo ayuda porque en mi país no puedo estar'", fue el intercambio que recuerda tuvo con un oficial de inmigración en la garita de San Ysidro.
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Jaimes y su esposa Santos Acosta escapaban de Guerrero, México, donde aseguran su vida corría peligro tras los asesinatos de sus hermanos quienes eran miembros del Ejército Mexicano.
Inmigración
"Ellos obtuvieron información de que había complicidad entre el gobierno y un cártel que crecía amapola", explica Esther Valdés Clayton, abogada de inmigración en San Diego quien representó a la pareja.
Con la esperanza que el el gobierno de los Estados Unidos les otorgara asilo político llegaron al Puerto de Entrada de San Ysidro como un sinfín de migrantes. Ellos no sabían de las dificultades que sus compatriotas se enfrentan al tratar de probar estos casos.
Según la abogada, en este caso, la pareja pudo comprobar dos elementos que usualmente son difíciles en los casos de asilo de migrantes que vienen de México: "Que hay complicidad y acción en contra de un ciudadano privado y eso es el derecho internacional de cualquier persona".
"Le enseñe los periódicos de la muertes de mis hermanos, cartas de defunción, secuestro de mi hermana", asegura Acosta. Además lograron comprobar la supuesta complicidad entre el gobierno de México y los carteles.
"Me siento feliz y bendecida porque logramos lo que muchas personas no logran, estar aquí legal", reconoce Acosta, quien ahora puede gozar de los mismos derechos que sus dos hijas nacidas en Estados Unidos.
Según la abogada Valdés, este caso pasa a la historia no solo como difícil de ganar, pero uno que es extraordinariamente único.
"Estados Unidos tiene una relación diplomática muy fuerte con México, por lo que al aceptar un asilado es (como) decir, 'tú estás haciendo algo mal en tu país, corrígelo', y Estados Unidos usualmente no quiere ese tipo de relación con México", explica la abogada sobre lo difícil que es conseguir asilo político siendo un migrante mexicano.
El proceso legal no fue fácil ya que tomó muchos sacrificios y costó miles de dólares durante una década. Durante estos años, Jaimes reconoce que pensó en escaparse y abandonar su caso, pero reconsideró por todo lo que podía perder.
"Si no voy a corte, algún día me van agarrar y echar como quiera, así que voy a pelear mi caso", decidió.
A pesar de las dificultades que enfrentan los migrantes mexicanos para pedir asilo político, su caso es un ejemplo de que con amplia evidencia, para las personas que vienen de México sí es posible conseguirlo conforme a los tratados internacionales.
Después de 10 años que tocaron puerta en la garita de San Ysidro, la familia Jaimes-Acosta hoy camina libre por las calles de Nashville, Tennessee.