WASHINGTON - No figuraban entre los invitados ni lograron un espacio en la reunión, pero la familia mormona LeBaron se desplazó hasta Casa Blanca este miércoles para reclamar justicia por la masacre de sus parientes con motivo de la visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a Washington.
Frente a la mansión presidencial, en la plaza de Lafayette, se concentró Adrián LeBaron, que llevaba como carta de presentación una foto de su hija Rhonita y de sus cuatro nietos, todos ellos asesinados en la masacre del 4 de noviembre en México, mientras discurría la reunión entre López Obrador y el presidente de EEUU, Donald Trump.
Aquella fecha fatídica seis niños y tres mujeres de la familia murieron en un ataque del crimen organizado en el poblado de Bavispe, en el límite de los noroccidentales estados de Sonora y Chihuahua.
"POR LOS QUE NO PUEDEN ESTAR"
"Nosotros estamos aquí por los que no pueden estar aquí, porque yo quiero representar a todos los mexicanos ahorita", declaró Adrián LeBarón, acompañado por varios parientes.
Con un acento muy marcado y sin dejar de aferrarse a un recuerdo familiar plasmado en la foto, este hombre ha prometido no desistir de su empeño por dar a conocer lo que han vivido.
"Con esta masacre yo siento que le debo a mis hijos, a mi esposa, a mi México, a mi Chihuahua, a Sonora, el alzar la voz", agregó el hombre, quien advirtió de la "estadística espantosa" que se vive en México, donde, aseguró, apenas dos de cada 100 asesinos están siendo procesados.
OCHO MESES Y NI UN PROCESADO
No ocultó su dolor de que transcurridos ocho meses no haya indicio de justicia: "Ya hace ochos meses que asesinaron a mi familia, a mi hija y a mis cuatro nietos, y no ha habido ni uno solo procesado", lamentó, aunque recordó que hay detenidos "por crimen organizado que tal vez estuvieron involucrados".
Su esperanza al acudir a la Casa Blanca este miércoles era hacerle saber a Trump, a EEUU y al mundo su sufrimiento.
"Yo oí que no iban a meter el asunto de la seguridad en esta reunión, en esta cumbre, y yo digo: 'ah caray, pues hay que ir, hay que ir a decir que no están poniendo en el asunto de la seguridad esto", defendió este patriarca, que manejó ochos horas hasta EEUU para luego volar hasta Washington.
La tragedia ha transformado a su familia, que no ve la manera de superar este trauma. "Yo ya no soy la misma persona, mis hijos ya no son las mismas personas". Y ahora a sus casi 60 años, anda de "niñero", pues de su hija sobrevivieron tres niños ahora a cargo de su familia.
ENTRE GRITOS DE RECHAZO
La presencia de Adrián, su esposa y de sus dos hijos no pasó desapercibida entre los seguidores de López Obrador, congregados en las proximidades de la Casa Blanca, que les increparon.
Con reclamos y ruidos, varios de los partidarios de AMLO (como se conoce a Andrés Manuel López Obrador) interrumpieron sus declaraciones e incluso obligaron a que se trasladaran a una parte de la calle donde había opositores al presidente, que hicieron guardia de manera espontánea para impedir que fueran interrumpidos.
"Yo nunca me he manifestado en contra de (López) Obrador yo siempre he dicho: 'yo quiero estar a sus órdenes, yo quiero la justicia de mis hijos', siempre lo he dicho -dijo Adrián-. Cuando hicimos aquella manifestación de Cuernavaca al Zócalo fuimos rechazados y no nos recibió", recordó.
El patriarca subrayó que de hecho el mandatario los ha visitado en su comunidad y los recibió para informarles de las investigaciones.
Por ello, insistió en que él está más en contra de las instituciones, "en cómo se corrompen", aunque reconoció que "el presidente del Ejecutivo no está pudiendo con el paquete".
Haciéndose oír entre gritos en su contra, Adrián defendió su condición de mexicano y consideró que sería cobarde de su parte venirse a Estados Unidos.
"Prefiero morir en México, por eso estoy aquí para apoyar a esta cumbre de los dos presidentes", subrayó, al considerar que son ellos son también responsables de lo que ocurre en ambos países y que en sus manos está una solución.