URUAPAN, Michoacán — La mujer gritaba pidiendo auxilio sin saber que su hijo ya estaba muerto.
"Mira, nomás, ¡como está mi niño!, ¡me lo hirieron! Por piedad dame tres... por piedad", pedía la atribulada madre.
Cerca de ella, por lo menos tres personas más lloraban junto a los cadáveres de sus seres queridos. Vanessa, la prima de uno de los muertos, era una de ellas.
"Lo primero que vi fue a mi primo tirado, ensangrentado y a todos los demás, había mucha sangre en el piso, todos corriendo", relata Vanessa.
La masacre ocurrió dentro de un local de videojuegos en el municipio de Uruapan, al que comúnmente acuden jóvenes y niños.
Apenas caía la tarde, consta en la averiguación, cuando cuatro sicarios llegaron al comercio donde se vendían drogas, preguntaron por algunos hombres y sin más dispararon contra quienes ahí estaban.
La lluvia de balas, indica un comunicado de la Fiscalía de Michoacán, le arrancó de forma instantánea la vida a cuatro menores de 12, 13, 14 y 17 años y a cuatro adultos, entre ellos dos apodados “El Ruso” y “El Pelón”, identificados como miembros de un grupo criminal que opera en la entidad. Un hombre más murió en el hospital.
La Fiscalía estatal confirmó que su primera línea de investigación es una disputa entre dos organizaciones delictivas: Los Viagras, a la cual pertenecían dos de los muertos, y el Cártel Jalisco Nueva Generación, a cuyos miembros señalan como autores de este ataque.
En el lugar, elementos de la Guardia Nacional reforzaron la vigilancia, mientras los funerales de las víctimas han comenzado.
Estos hechos sembraron aún más el temor entre los habitantes de Uruapan, donde el mismo día de la masacre localizaron 11 cadáveres en una fosa clandestina.
