PALM BEACH, Florida — Después de lanzar una controvertida propuesta que amenazaba con dinamitar un gran paquete de ayudas por el COVID-19 y la ley de financiamiento del gobierno, lo que implicaría un cierre del gobierno en plena pandemia, Trump pasó el día de Nochebuena jugando al golf en Florida.
Si no se consigue un acuerdo sobre la ley, millones de estadounidenses al límite de sus recursos se verían privados de cheques con ayudas.
Trump no tenía actos públicos previstos en el primer día de sus vacaciones de invierno, aunque viajó a su club de golf en Palm Beach, donde fue avistado por cámaras de CNN en las pistas.
La prensa no recibió detalles sobre su agenda, sólo un comunicado indicando que “Conforme se acerca la temporada festiva, el presidente Trump seguirá trabajando incansablemente por el pueblo estadounidense. Su agenda incluye muchas reuniones y llamadas”.
Trump salió de Washington cuando la ciudad aún se estaba recuperando de su inesperada demanda de última hora de que la ley de gasto de final de año, negociada durante meses por los líderes del Congreso, incluyera cheques de $2.000 dólares en ayudas para la mayoría de los estadounidenses, muy por encima de los $600 que habían aceptado los miembros de su propio partido.
La idea fue rápidamente rechazada por los representantes republicanos en una inusual sesión en el día de Nochebuena, lo que dejó la propuesta en el limbo.
El compromiso bipartidista estaba considerado como un asunto resuelto, que obtuvo un amplio respaldo esta semana en la Cámara de Representantes y el Senado después de que la Casa Blanca asegurase a los líderes republicanos que Trump lo apoyaría.
Si Trump se niega a firmar el acuerdo, asociado a una ley de gasto gubernamental de $1,400 millones, forzará un cierre del gobierno además de demorar los cheques de ayuda e interrumpir las prestaciones de desempleo y protecciones ante desahucios, en el peor momento de la pandemia en Estados Unidos.
Fue un último desplante a los republicanos de un presidente que se ha centrado en renegar de su derrota del 3 de noviembre ante el presidente electo, Joe Biden, y en buscar formas cada vez más escandalosas de intentar revocar los resultados de unas elecciones democráticas.
Se ha visto alentado por aliados como su abogado, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, que acompañó al presidente a Florida a bordo del Air Force One.
Parte de la indignación de Trump se ha dirigido a los congresistas republicanos, que cree no le han apoyado lo suficiente en su campaña por deslegitimar la victoria de Biden defendiendo afirmaciones infundadas de fraude electoral antes de que el Congreso se reúna el 6 de enero para contabilizar los votos del Colegio Electoral.
En Florida, Trump siguió cuestionando los resultados, quejándose a miembros del club de que le habían robado las elecciones y expresando sus frustraciones en torno a la ley de gastos.
“En una reunión en Florida hoy, todo el mundo preguntaba, ¿por qué no están los republicanos indignados y peleando por el hecho de que los demócratas robaron las elecciones presidenciales amañadas?”, tuiteó Trump tras volver a su club privado de Mar-a-Lago
“Especialmente en el Senado, dijeron, donde ayudaste a 8 senadores con sus campañas”.
“¡NUNCA LO OLVIDARÉ!”, escribió en otro tuit.
Las afirmaciones reafirmaron la preocupación de que Trump esté torpedeando las negociaciones para castigar a los legisladores por lo que considera una falta de lealtad.
Trump no ha ofrecido pruebas creíbles que respalden sus acusaciones sobre las elecciones, que también han sido refutadas por una larga lista de autoridades, desde el secretario de Justicia, William Barr, a gobernadores republicanos, jueces y administradores electorales locales.
Entre tanto, el país sigue sufriendo por la expansión del coronavirus, con récords de contagios y hospitalizaciones y más de 327,000 muertos por ahora.
Y millones de personas enfrentan la posibilidad de pasar las fiestas en soledad o sufriendo para llegar a fin de mes sin cobijo, comida o ingresos suficientes debido al efecto económico de la pandemia.
El presidente y la primera dama, Melania Trump, tuitearon un mensaje en video pregrabado en el que deseaban a los estadounidenses una feliz Navidad y daban las agracias a los servicios de emergencias y miembros del Ejército.
“Como saben, esta Navidad es diferente que la de años anteriores”, dijo la primera dama, que se centró en los actos de “bondad y valor” que había inspirado la pandemia.
Trump celebró que se hubiera iniciado la distribución de vacunas y dio las gracias a los responsables. “Es un auténtico milagro de Navidad”, dijo.
Mientras tanto, la presidenta de la Cámara de Representante, la demócrata Nancy Pelosi, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, intentaban salvar su propuesta de ley de final de año para evitar el cierre del gobierno.
Los demócratas volverán a convocar a los representantes a Washington el lunes para votar la propuesta de Trump de los $2,000 dólares, aunque probablemente sea rechazada en el Senado de mayoría republicana.
También barajan votar el lunes una medida temporal para evitar al menos el cierre federal y mantener el gobierno en marcha hasta la investidura de Biden el 20 de enero.
Además de los cheques de ayuda directa, la ley para hacer frente al COVID-19 que se aprobó en el Congreso establecería un suplemento temporal de $300 semanales por desempleo, concedería una nueva ronda de subsidios para teatros, restaurantes y otras empresas afectadas y fondos para escuelas, además de dinero para centros de salud y para ayudar en la distribución de vacunas contra el COVID-19.