Una operación federal en Estados Unidos contra las presentaciones extranjeras e ilícitas de la hormona de crecimiento humano no sólo fue incapaz de impedir su mal uso generalizado, sino que provocó ventas sin precedentes por parte de algunas de las mayores farmacéuticas del mundo, muestra una investigación de The Associated Press.
La operación, que comenzó en 2006, redujo la circulación ilegal de presentaciones no reguladas procedentes de México, China y la India.
Pero desde entonces las grandes farmacéuticas han satisfecho el persistente deseo de las personas en Estados Unidos que usan o abusan de la hormona, incluyendo a muchos que la consumen con la falsa esperanza de demorar los efectos del envejecimiento.
El medicamento es más conocido por sus siglas en inglés de HGH y constituye una forma sintetizada de la hormona de crecimiento secretada naturalmente por la glándula pituitaria en los seres humanos.
De 2005 a 2011, las ventas ajustadas a la inflación de la hormona de crecimiento humano tuvieron un pronunciado incremento de 69%, de acuerdo con un análisis hecho por la AP sobre los datos de empresas farmacéuticas reunidos por la firma de investigación IMS Health. La venta promedio del fármaco con receta médica aumentó 12% en el mismo lapso.
A diferencia de otras medicinas que requieren receta para su venta, la HGH puede ser prescrita solamente para problemas específicos. La venta en Estados Unidos está limitada por ley para tratar un inusual trastorno de crecimiento en niños y unos cuantos males poco comunes como el síndrome del intestino corto o el síndrome de Prader-Willi, una enfermedad congénita que causa una reducción del tono muscular y falta de hormonas en las glándulas sexuales.
El estudio de la AP, complementado por entrevistas con expertos, saca a la luz pública que las ventas y las recetas superan por mucho el número de las personas que sufren esas enfermedades. Al menos la mitad de las ventas del año pasado probablemente fueron a pacientes sin permiso legal para conseguir el medicamento. Y las farmacias estadounidenses procesaron casi el doble de la cantidad esperada de prescripciones.
Salud
Promovida como un elixir capaz de convertir los cuerpos de mediana edad en organismos enjutos, la HGH termina en las manos de personas mayores y pudientes que esperan frenar o incluso revertir el proceso del envejecimiento.
De acuerdo con especialistas, esas personas no necesitan el fármaco, y podrían resultar perjudicadas si lo consumen. El supuesto medicamento de la fuente de la juventud puede provocar un agrandamiento del tejido mamario, el síndrome del túnel carpiano e inflamación de manos y pies. Irónicamente, también puede contribuir a enfermedades de la vejez como males cardiacos y diabetes tipo 2.
Otros actores en el sistema médico también se están llevando buena parte de las ganancias, sean doctores que falsifican recetas, así como farmacéuticos y distribuidores que se hacen de la vista gorda. La HGH también es vendida directamente, sin receta, como un aceite de serpiente de la "nueva era" a pacientes en clínicas antienvejecimiento que funcionan más bien como distribuidores automáticos de fármacos.
Años de allanamientos, escándalos deportivos y atención de los medios de comunicación no han impedido que los grandes laboratorios vendieran el año pasado en Estados Unidos una cantidad de HGH con el enorme valor de 1.400 millones de dólares. Este monto supera las ventas netas anuales de penicilina y medicamentos antihistamínicos recetados en todo el sector farmacéutico. Los regímenes de antienvejecimiento con HGH varían mucho, con un costo anual que generalmente va de 6.000 a 12.000 dólares por entre tres y seis inyecciones por semana que se aplica el paciente.
Las farmacias que alguna vez se arriesgaron a ser enjuiciadas por usar HGH extranjera y sin autorización -etiquetada indebidamente como materia prima farmacéutica y contrabandeada por la frontera- ahora simple y sencillamente expenden marcas registradas, a menudo para los mismos usos prohibidos. Y por lo general con impunidad.
Ocho compañías recibieron permiso para comercializar la HGH de parte de la Administración para Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que revisa los beneficios y riesgos de los nuevos productos médicos. Por el contrario, sólo tres empresas fueron autorizadas para comerciar la insulina contra la diabetes.
El principal fabricante de HGH, Genentech, subsidiaria de Roche, tuvo el año pasado en Estados Unidos ventas de la hormona por casi 400 millones de dólares, lo cual rebasó en dos tercios la cifra de 2005 ajustada a la inflación. Pfizer y Eli Lilly ocuparon el segundo y tercer sitio con 300 millones y 220 millones de dólares, respectivamente, según IMS Health. Pfizer tiene ahora más ingresos de su marca de HGH, Genotropin, que del Zoloft, su bien conocido antidepresivo que ya perdió la protección de la patente.
"No hay duda: se vende mucha", dijo el doctor Mark Molitch, un especialista en hormonas de la Universidad Northwestern que ayudó a redactar los estándares médicos para limitar el tratamiento con HGH a pacientes que en realidad la necesitan.
Y esas cifras no incluyen la hormona de crecimiento humano vendida directamente sin receta por doctores en decenas de clínicas y tratamientos médicos contra el envejecimiento en todo el país.
La AP se acercó a todos los fabricantes autorizados en Estados Unidos con el fin de preguntarles qué tipo de acciones están tomando para tener una comercialización responsable y prevenir el abuso. Solamente un proveedor de la HGH, Novo Nordisk, aceptó una entrevista.
"Estamos haciendo lo mejor a nuestro nivel para que los pacientes adecuados reciban la medicina correcta en el momento preciso", dijo el vocero de la empresa, Ken Inchausti.
Los representantes de fabricantes de la HGH aprobados por la FDA insisten en que no alientan su uso para el fisicoculturismo ni el deporte, ni en adultos sanos que desean recuperar la juventud. Pero algunos dijeron que son impotentes en gran medida para controlar quién usa su medicamento y por qué.
"Lilly no puede restringir los actos de distribuidores, farmacias o médicos", dijo la vocera de Eli Lilly, Kelley Murphy, en un comunicado.
Ese argumento no funciona para críticos como el doctor Peter Rost, un ejecutivo retirado de Pfizer que presentó una demanda en torno a las prácticas de mercadotecnia de la HGH por parte de Pharmacia, que luego se fusionó con Pfizer. Afirmó que los laboratorios simplemente se hacen de la vista gorda y apuestan a que sus ganancias eclipsarán el costo de cualquier multa.
Ven el asunto como un "buen negocio", señaló.