Han pasado tres años desde que Ana Miriam González Moreno perdió a su esposo por una enfermedad que se escondía en sus pulmones.
“Verlo en la cama, con sus tubos, con todos los accesorios que le habían puesto en sus pies, en sus manos”, dijo, recordando esos últimos días de vida de su pareja. “La enfermedad ya estaba muy avanzada y no pudimos hacer nada”.
Durante 30 años, su esposo cortó mostradores y mesones en talleres de Los Ángeles sin saber que eso cambiaría los últimos años de su vida.
Este trabajo le afectó su salud.
“Poco a poco se le iba quitando la respiración”, cuenta Miriam.
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Su esposo fue diagnosticado con silicosis, una enfermedad poco conocida en ese momento.
Salud
“Es una enfermedad causada por la inhalación del polvo de sílice, sílice cristalina, [que se produce] cortando piedra para la cocina o el baño”, dijo la Dra. Jane Fazio. “El polvo entra y se inflaman los pulmones y poco a poco se hace cicatrización”.
La sílice (silica en inglés) es un compuesto mineral encontrado en rocas. La Dra. Fazio señala que los trabajos de este tipo se realizaban con mármol y granito. Sin embargo, ahora se elabora con piedra artificial.
Esa piedra artificial, fabricada con cuarzo mezclado con resina y otros materiales, contiene más del 90% de sílice. Es decir, representa un peligro mortal para estos trabajadores.
La silicosis no tiene cura. Es lenta, silenciosa y mortal porque no puede detenerse su progresión. Solo un trasplante puede salvar a quien la padece.
El esposo de González Moreno ya tenía una cita para su trasplante de pulmón, pero la muerte les ganó esa carrera contra el tiempo.
Desde su diagnóstico hasta su muerte, pasó tan solo un año y medio. En los últimos meses tuvo que usar un tanque de oxigeno las 24 horas del día.
Su esposa lo extraña y lo recuerda. "[Lo extraño] mucho, mucho. Pero hay días en que me levanto y digo, ‘tengo a mis nietos, hijos’. Tengo que salir adelante por ellos”.
Una enfermedad que no tiene cura
José Luis Martir Navarro obtuvo un empleo sin saber que, entre las herramientas y el polvo del taller en donde trabajaría, se escondía un futuro incierto.
Durante 13 años sus pulmones estuvieron absorbiendo el polvo de sílice, sin que él se diera cuenta.
“Yo no me daba cuenta de la enfermedad que a mí se me estaba desarrollando. Yo ya no respiraba”, cuenta Martir Navarro.
Martir Navarro fue diagnosticado con silicosis el año pasado. Desde entonces, depende de un tanque de oxígeno para luchar por su vida.
“Estando así me di cuenta de los hijos que tengo de la familia que tengo que no me ha dejado solo”, cuenta el trabajador.
Los primeros informes de silicosis en California se publicaron en 2019. Según el departamento de salud pública del estado, actualmente, hay 122 casos entre trabajadores de mostradores de piedra artificial, incluyendo al menos 12 muertes.
Se calcula que en el Valle de San Fernando hay más de 200 negocios donde se corta y se pule ese tipo de material. Trabajadores como Pascual Bautista saben que este mal los acecha.
“Desgraciadamente, digamos que es lo único que sabemos hacer”, dijo Bautista, quien lleva 20 años trabajando en la industria. “Pero el patrón ya nos dijo que ya está procesado un pedido nuevo de mascarillas nuevas, que nos van a proteger más”.
Cal-Osha ahora exige el uso de mascarillas conocidas como PAPR o respirador purificador de aire motorizado. Además, está prohibido cortar en seco.
La concejal del Distrito 6 de Los Angeles, Imelda Padilla ha presentado 2 mociones: educar y proteger a los trabajadores y exigir permisos para aguas residuales.
“Eso es el primer paso de nosotros: estar asegurados de cuando estén cortando el material, sabemos que tienen la herramienta para reducir el polvo”, dijo Padilla. “Sabemos que más del 60 por ciento de los casos que se han visto son de mi área”
Una iniciativa de la supervisora del Distrito 3 de Los Ángeles, Lindsey Horvath, logró la obtención de un subsidio de $500,000 por parte del departamento de salud del condado para la educación sobre este mal y su prevención.
Mientras tanto, la paciencia no abandona a Martir Navarro, quien sigue a la espera de un trasplante de pulmón.
“Dios me va a dar vida para seguir adelante”, dijo el trabajador.
La oportunidad de vivir con un trasplante de pulmón
Gustavo Reyes González trabajó durante muchos años en esta industria. Comenzó en talleres cortando y puliendo mostradores a los 17 años y, a los 30 empezaron sus síntomas.Sin embargo, siguió trabajando por dos años más.
“Sólo empecé con una tos y después de varios meses miré que no se me quitaba”, cuenta Reyes González.
Al principio los médicos lo diagnosticaron con neumonía hasta que lograron determinar que padece de silicosis.
“Yo le dije, ‘pero eso qué es’. Digo, qué es lo que hay que hacer qué medicamento me vas a recetar”, cuenta el trabajador, a quien le comunicaron que no había medicamento que aliviara su enfermedad.
El trabajador se deprimió tras el diagnóstico, ya que pensaba que moriría a consecuencia de la enfermedad. Sin embargo, la oportunidad de recuperarse llegó con un trasplante.
“Llegué muy débil. Llegué a pesar 88 libras, había perdido demasiado peso”, cuenta Reyes González.
Con el trasplante, sintió alivio al poder aspirar oxígeno con sus nuevos pulmones. Sin embargo, aún le quedaba un largo camino por recorrer.
“Una persona con un trasplante no puede vivir muchos años, ya sea 5 o 10 máximo hasta 15”, dice el trabajador.
De acuerdo con su abogado, James Nevin de la firma Brayton Purcell LLP, los trabajadores afectados están en rango de entre 20 y 40 años. Reyes Gonzalez recibió el trasplante a los 33.
Gustavo Reyes González ha demandado a más de 40 compañías fabricantes y distribuidoras de piedra artificial. De acuerdo a documentos de la corte, casi la mitad están disputando las acusaciones de negligencia y responsabilidad. El juicio está programado para junio y es el primero en su tipo.
En California, mientras tanto, hay un proyecto de ley que busca proteger a los trabajadores como Reyes González.
“La meta de esta ley es proteger a los trabajadores”, dice Luz Rivas, asambleísta de California, por el Distrito 43. “Va a crear estándares para los talleres donde trabajan con esta piedra artificial”.
Rivas cree que es posible que se prohiba el uso de la piedra artificial en California pero considera que, lo primero es comenzar con esa propuesta de ley.
En otros lugares del mundo ya comenzaron con estas legislaciones. Australia se convirtió en el primer país en prohibir la fabricación, uso y venta de la piedra artificial.
La asambleísta no sabe si en California es posible seguir el ejemplo del gobierno australiano, pero está consciente que es necesario luchar por los trabajadores.
“[En] la industria hay muchos que apoyan esa industria”, señala la asambleísta. “Pero también, no podemos permitir que la gente muera por cortar esta piedra”.